07' dick

ex casa
Cargado originalmente por djCaramelo

Escuchar Sigúr Ros, sobre todo Starálfur, es tan Lican Ray Summer 2007. Con esa canción me paseé sola y pensativa por las cortas calles y cortas avenidas de la ciudad. Siempre al borde de gritar porque no sabía qué otra cosa podía hacer teniendo tanta tranquilidad a mi alrededor.

A veces pensaba en telefonear a algún amigo para pedirle conversación y así sentirme acompañada un par de minutos. Esta idea siempre se anulaba por el simple hecho de ser un tanto patética. Aunque a veces igual llamaba, eso comprueba que sí soy una triste persona. Y cuando cortaba me sentía más sola aún.

En la casa del frente instalaron luces navideñas en el borde del techo. En vez de cañerías tienen luces de navidad. Mi hermana morirá de envidia cuando las vea. Este año logré armar el árbol con ella. Antes se me hacía imposible; nunca me avisaba cuando llegaba el momento o, a veces, yo sabía pero no me interesaba ayudar. La otra noche lo hice y me quedó bien, no hermoso como catálogo de multitienda de fin de semana de noviembre, pero de seguro no está horrible.

Que triste es la navidad. Tal vez cualquier fiesta de fin de año es igual de deprimente. De un paf me doy cuenta que ya pasó el año e inevitablemente tengo que analizar los meses anteriores y, casi siempre, concluir que en general estuvo bien pero en específico no fue más que una porquería. Un verano familiar, pero igual de solitario como si estuviera sin ellos. Un comienzo de clases viendo un montón de caras conocidas y dándome cuenta que no extrañé a absolutamente ninguno en los últimos tres meses. Un comienzo de práctica que me ahoga de triste pero aún así motivador, jugando a trabajar como adulto pero totalmente ignorante, mirando en las noches el cementerio general por las ventanas y pensando que pronto algunas de mis pacientes me estarían saludando desde allá. Vacaciones de invierno que no parecen vacaciones porque la sombra de la universidad y el trabajo no deja dormir sin amanecer contracturada. Segundo semestre con ganas de enero. Parece contradictorio pero tiene sentido. Diez meses seguidos durmiendo de día y a veces de noche, a veces sin dormir, viviendo como en oriente y en occidente pero sin salir de la ciudad. De repente se terminan las prácticas y echo de menos el hospital. Y me doy cuenta que ha llegado el momento que estoy esperando hace meses; no tener nada que hacer.

Y todo lo que planeé durante el año, todo lo que dije que haría en mi tiempo libre, se queda ahí guardado hasta el próximo año, igual que la vez anterior, igual que siempre. Nada de leer día y noche, nada de juntarse más con los amigos, nada de ir más al cine, nada de hacer manualidades, nada de comprar telas y hacerme vestidos, nada de ir a más recitales, nada de ahora sí que saco músculos en el gimnasio, nada de mejorar las relaciones intra e interfamiliares, nada de trabajar para juntar plata. Nada de nada, excepto cantar mirando el techo y salir en bicicleta como por hacer algo que no cuesta tanto.

De repente llega diciembre treinta y uno y todavía no sé donde pasaré la noche. Y da lo mismo. Siempre voy a abrazar por cortesía, mirar los fuegos artificiales, sentir nostalgia y pensar que el año pudo haber sido mejor. Pero que no lo fue y casi siempre es mi culpa. Siempre voy a apagar el celular para no esperar llamados de medianoche, para no decepcionarme porque nadie me llama (y para no tentarme y llamar a los equivocados). Algo estúpido porque al encenderlo, al otro día, no me notifica ninguna llamada perdida. Yo insisto en que soy relativamente buena amiga. Al menos estoy segura que no soy mala junta.

Entonces la pregunta con una probable respuesta. WTF?.